Rumbo a Nápoles con concierto en Oleggio – 22 de julio

Alrededor de las 13:00 horas salíamos de Milán hacia la segunda parte del viaje: Nápoles, pero con una actuación en Oleggio. Después de desayunar, se cargaron las maletas y hasta la hora de salir hicimos un nuevo ensayo, ultimando detalles en algunos de los fragmentos más complicados de afinación y de tempo.

Último ensayo en Milán

Dejábamos la ciudad con nuestras Huellas milanesas grabadas a flor de piel y en la misma raíz de nuestro sistema nervioso  y llegábamos a Oleggio, tras sufrir un nuevo atasco en la Autopista que trastocó totalmente nuestros planes. Pero como se suele decir en la OCAS «Cuando las cosas salen mal, mejoran». No teníamos tiempo ni transporte para ir a la playa fluvial de Oleggio y buscábamos alternativas para sofocar el calor hasta el concierto, así que alguien dijo «Hay piscina» y para allá fuimos. 

En Oleggio

Además, la organización del concierto gestionó con el Aquam 365 de Oleggio nuestra entrada gratuita que no era nada barata, así que fuimos inmensamente agradecidos. No hay nada que un baño reparador no cure, así que quedamos como nuevos con el agua.

En la Piscina de Oleggio

A las 6.30 de la tarde íbamos nos invitaron a un aperitivo que fue casi la cena de la mayoría. Tras él nos fuimos a la prueba acústica en el Museo Cívico Etnográfico «Carlo Giacomo Fanchini». Tendría lugar en un precioso patio interior del edificio.

Aperitivo en Oleggio

Pasadas las nueve daba comienzo el concierto al que se sumaron, como solistas, el clarinetista Giovanni Crola y la violinista Keiko Yoshida.

Concierto en Oleggio

Ya con la Jocky Polka, el público se entregó y se fueron entusiasmando con cada nueva pieza. Cimarosa-Cubanita, El concierto de Cacharros de Cocina de Alberto Lozano, La Tarantella de Gargamo, La Cíngara o el Mambo fueron muy aplaudidos.

Concierto en Oleggio

La implicación de las gentes de Oleggio fue máxima, como también lo fue la de la población local de mosquitos tigre que acudió en masa a la llamada de la música degustando con total entusiasmo la sangre de los músicos de la OCAS, calculamos unas 1000 picaduras, unas 30 más persona, la mayoría a través de la ropa. Desde el público no lo apreciaron, pero fue uno de los conciertos de la OCAS más «movidos», en toda su historia. Repelente por aquí, espantadas de mosquitos por allá con arcos, baquetas y batuta. Memorable, sin duda. Si nos despedíamos de Milán pensando que dejábamos atrás los mosquitos, estábamos, sin duda, muy confundidos.

Lo que sí es de destacar es que el público de Oleggio fue excepcional y que lo mostraron con largos los minutos de aplausos, al final del concierto.

En el concierto de Oleggio

Pasada la medianoche y tras tomar algo en la plaza, partiríamos de Oleggio hacia Nápoles, tras las 9 horas de descanso de Rubén y Juan, nuestros sufridores conductores.

Tras el concierto en Oleggio

 

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