Rethymno, Prynes (Creta), 24 de agosto
¡Salimos en los periódicos griegos!. Eso fue lo primero que nos encontramos esta mañana cuando ojeamos la prensa griega. Al menos en dos diarios pudimos ver nuestras fotografías y cómo se entendían algunas palabras como Vínculos, Manuel Paz y Asturias. Lo cierto es que nos hizo mucha ilusión, aunque no sabíamos muy bien qué era lo que estaba escrito exactamente.
La primera actividad prevista para la mañana fue la visita a la sede de la Filarmónica de Rethymno, una entidad con más de 100 años de antigüedad en la que se están llevando a cabo actividades de gran relevancia en el ámbito musical de la ciudad.
Allí nos estaban esperando la banda joven de la Filarmónica que nos ofreció diversos temas, entre otros el himno griego. Por un malentendido, no se habían llevado instrumentos, pero ante la oportunidad de tocar todos juntos, varios miembros de la orquesta se desplazaron al hotel a recoger sus instrumentos para improvisar un encuentro musical que fue genial.
Primero se tocó una pieza de las griegas que sonó estupendamente al incorporar instrumentos tanto de viento como de cuerda y percusión. Estuvo muy divertida la interpretación, en tres ocasiones, del Mambo. La primera muy, muy lenta, la segunda con un ritmo medio y la última a una velocidad totalmente desenfrenada. Unos momentos para recordar, sin lugar a dudas.
De vuelta al hotel era hora de comer, descansar, un baño en la playa o la piscina y prepararse para un nuevo concierto. Esta vez en Prines. A las 5.30 salíamos en el bus hasta esta localidad a 15 minutos de Rethymno. Un pueblo precioso con edificios de más de 300 años de antigüedad.
En cuanto llegamos al pueblo dejamos todo el material en el lugar del concierto y nos invitaron a hacer una visita por la localidad. Literalmente, la gente de Prines nos abrió sus casas para enseñarnos cómo son las construcciones tradicionales de la zona y para ofrecernos toda su hospitalidad: pasteles, frutos secos, galletas… agua y rakí estuvieron presentes en todas las casas que visitamos. Fue impresionante la acogida.
También visitamos una pequeña iglesia en la que vimos un icono de San Nicolás al que los alemanes habían disparado, con lo que aún se podían percibir los restos de los impactos.
Una vez había caído el sol empezamos a montar el escenario y poco más tarde, a eso de las 8.30 daba comienzo el concierto. Poco a poco el público fue incorporándose y acercándose más a la orquesta.
Los prineses (si ese es su gentilicio) resultaron ser un público de excepción. Vitorearon cada obra interpretada, no cesaron de dar palmas en todo el tema de Zorba e hicieron una gran ovación con el tema cretense en el que Ioannis Petrakis tocó como violín solista.
Al finalizar el mambo, el público se puso en pie y el número de felicitaciones personales que realizaron a los músicos y al director fueron muchas y muy efusivas. Un gran público el de Prynes, cercano, amable y totalmente hospitalario. Desde aquí nuestro más sincero agradecimiento.
Tras el concierto de nuevo nos ofrecieron una suculentísima cena con pasteles y empanadillas de queso, unas especie de mini-pizzas deliciosas y una carne de cordero cocida, muy rica, acompañada de un arroz cocido en el agua de la carne.
A pesar de lo que se pueda suponer del tiempo cálido en Creta, cada día acabamos necesitando las chaquetas como si estuviéramos en Asturias, así que el arroz caliente sirvió para entonar el cuerpo.
Aún no habíamos acabado de cenar cuando un grupo de música tradicional (dos laúdes y una lira) comenzaron a interpretar música cretense y el baile no se hizo esperar. La música y la danza de nuevo sirvieron para poner en contacto a personas que se entienden, aún hablando dos idiomas diferentes.
Esperamos volver a Prines en un futuro próximo. Un pueblo y una gente que nos encantó. Hasta pronto Prineses.
Álbum de fotos – Dia 18: 24 de Agosto – Rethymno (Creta)